
Una cocina con principios
Lanzarote está empezando a ser una isla que se sirve sobre mantel de hilo. Y si hay que agradecer a alguien este enfoque que demuestra el trabajo diario por educar el sentido del gusto es a los cocineros. Solía decir Juan Mari Arzak que no importa cómo es un plato, sino su sabor. Y efectivamente este es el mantra que también pronuncian con distintos acentos y estilos los chefs conejeros. Pero además de ese buen eco que dejan en el paladar sus propuestas culinarias, estos profesionales que hacen comestible el paisaje lávico son también capaces de ganarse el ojo con estéticas de vanguardia o el oído con una narración clara que cuenta la evolución de su identidad.